viernes, 29 de julio de 2011

YA LLEVAMOS UN AÑO JUNTAS


Aunque nuestra historia comenzó muchos años antes. En abril de 2004, presentamos solicitud de adopción, nacional (de la que nos aconsejaron nos olvidáramos ya que la espera era de 10 años) y adopción internacional, para CHINA.
En ese momento, empezamos a soñarte, tu, sin saberlo, sin tan siquiera existir, nos devolviste a la vida, a la ilusión, a la esperanza, a creer que todavía podíamos ser padres. Atrás quedaban años yermos y hostiles, de fracasados tratamientos, en los que una y otra vez, tirábamos las esperanzas y la ilusión por el W.C..
Pero ahora te teníamos a ti, tu nos esperabas en China, serias nuestra hija y eso nos daba fuerza. Te pusimos hasta nombre, Candela, y te veíamos en cada una de las niñas chinas que veíamos en las quedadas. Empezamos a devorar libros que hablaran de China, queríamos saber de tu país, “de ti”. No imaginábamos, que esta primera ilusión, pronto se vendría también abajo. Los tiempos de espera en China empezaron a crecer y crecer, pero hasta lo inimaginable. Los rumores apuntaban a que esto se acababa, que China cerraba las puertas, y que todo quedaba en eso, en un sueño Chino, y otra vez el desanimo y la desaparición volvió a nosotros.
Pero un día, cuando creíamos que ya no podíamos más, que nunca seriamos papas. Un Dios bueno, quiso ser benevolente con nosotros y nos envió a su estrella más luminosa, a tu hermana Sara. Y con ella nuestras vidas se llenaron de alegría, de amor, fue como abrir la ventana a un prado verde lleno de amapolas y dejar atrás un cielo plomizo.
Con ella, tu espera, se hizo mas tranquila y llevadero, pero no por ello menos deseada. Ahora éramos tres los que te esperábamos.
Y por fin el 30 de julio, pusimos rumbo hacia ti. Fue un viaje largo y agotador, tres aviones un autobús….. y horas y horas de aeropuertos. Pero todo esto no hizo que mis fuerzas mermaran, la idea de que al día siguiente te tendría, por fin, en mis brazos pudo con todo el cansancio. Esa primera noche en China, en Nanchang, sin ti, no pude dormir, como iba a dormir, si tu estabas cerquita de mi, (relativamente, estamos hablando de China), aunque todavía no podía abrazarte, besarte. Pensaba en que seria tu última noche en el orfanato, tu ultimo biberón allí, que nunca más volverías a ese lugar con esa gente que te cuido durante este tiempo. Que mientras te levantaban y te vestían para llevarte con nosotros, tu, mi bebe, no podías ni imaginar el cambio que iba a dar tu vida. Que a unos kilómetros, estaban tus papas y tu hermana esperanto, ansiosos por achucharte fuerte y quererte, quererte mucho mucho.
Y el día llego, el 1 de agosto a las 15.00h., una mujer entro en el hall del hotel llevándote en brazos y allí estábamos nosotros esperándote. Te vi entrar, y te reconocí al instante, como no, si eras mi hijita. Te cogí en brazos y note tu cuerpecito delgado, tus costilla, tus bracitos, tu olor dulce y agradable y me puse a llorar. Fue tan tan grande, tan bonito, tan maravilloso, tan alucinante, tan mágico, tan increíble, tan soñado, que no podía ser cierto. Pero sí, una vez mas la realidad superaba lo imaginado.
Tu estabas extrañada, asustada, seguramente, pero en ningún momento lloraste, y mira que te abrazamos fuerte te pasamos de brazo en brazo, tu hermana te achucho y te beso… pero tu observabas, como sigues haciendo, pero sin llorar. Ya vimos que eras toda una campeona.
Que te puedo contar mas de ese momento¡¡, pues que fue, sin lugar a dudas, un momento único, emocionate y maravilloso que vivimos juntos los cuatro, y que tengo grabado en mi mente y en mi corazón y que me encanta revivir, porque fue un momento muy muy feliz.
En China pasamos 15 días, en los que poco a poco empezaste a soltarte y a sentirte segura, dejaste de suspirar al segundo día y una sonrisa asomo por tu boca, la mas bonita y esperada del mundo. Fuiste tan tan buena con nosotros, haciéndonoslo tan fácil que no nos podíamos creer que todo fuera como la seda. Disfrutamos mucho de ti, de tu país, de nuestros compañeros de viaje, de esta experiencia tan alucinante que es adoptar. Y que sin duda repetiría una vez más
Y llego el final del viaje. Yo entristecí al ver que esto se terminaba, que esta experiencia tan alucinante llegaba a su fin, que te arrancábamos de tu país, en el que tanto habíamos disfrutado y que tanto nos había dado, su hija, que ahora era nuestra. Pero la vida es así, no es justa, pero nosotros tuvimos mucha suerte encontrándote. Y siempre estaremos en deuda con China y con esa madre que me hizo madre.
Ya ha pasado un año de todo esto, un año maravilloso, en el que has crecido y has cambiado brutalmente, en el que te he disfrutado a cada momento. Estas preciosa, tan guapa, tan morena, tan pilla, tan lista, has empezado a charrar y estas muy muy espabilada, pero claro para no estarlo con la hermanita que tienes, a la que imitas en todo.
Te encanta ponerte mis tacones o cualquier zapato que no sea el tuyo, cuando tu hermana baila, tu la imitas al lado y estas muy graciosa. Con la gente de fuera puedes parecer seria, porque los miras muy fijamente sin pestañear y sin decir ni mu, por muchas gracias que te hagan. Pero en casa eres todo lo contrario, muy risueña, hasta brutilla riéndote. Dices, papa, mama, tata, Esther, pipi, quita, “ta roto”, mas, dame, pinta, bebe, bibi, chichi, agua, Bob esponja… y muchas cosas mas que no entendemos y que siguen sonando a chino, también dices nihao.
Ahora que vuelvo a revivirlo todo, y que me parece increíble que esto sea realidad, solo puedo dar las gracias una y otra vez, por estas dos hijas que tengo, sois lo mas grande en mi vida, lo mas bonito. Ni en mi mejor sueño, pude imaginarme así, con vosotras dos, las niñas mas lindas del mundo, cada una venida de un sitio, con unos orígenes con una historia, en definitiva, MIS HIJAS.

OS QUIERO NIÑAS, HASTA LA LUNA Y VUELTA¡¡